Si algo le faltaba a Juan Martín Del Potro para convertirse en un autentico fuera de serie como los 4 que dominan el tenis desde hace un tiempo, era algo como esto. "Todavía le falta llegar a las instancias finales de los grandes torneos" decía con acierto Andy Murray hace un par de meses, cuando le preguntaban si el argentino estaba a la altura de los top 4. Y no estaba tan errado el escocés, por que si bien el tandilense ya arrimaba la trompa desde un poco mas de un año, todavía le faltaba ese plus para ganarle a los mejores, a los que ocupan un ranking superior al suyo. Nadal, Djokovic, Murray, y mucho mas Federer, eran oponentes imposibles para Juan Martín.
Pero la historia empezó a cambiar a partir de del Sony Ericcson Open de Miami allá por abril de este año cuando después de estar 0-3 abajo (con dos quiebres en contra) contra Nadal en el tercer set de los cuartos de final, levantó ese partido, y, aparte de generar una calentura terrible en Rafa, sirvió para hacer un click en su cabeza. De entrar a perder por la menor diferencia posible (según sus propias palabras) frente al mismo rival apenas una semana atrás en Indian Wells, pasó a convencerse de que no era imposible superar a los mejores, y que estaba "casi" a la altura de los mismos. Y digo "casi" por que él mismo reconocía que si bien a partir de ese momento su confianza empezó a crecer, todavía le faltaba para considerarse en el nivel de los cuatro fantasticos.
Y ese cambio insinuado terminó de concretarse hoy. El triunfo contra Murray en el polvo de Madrid, y la derrota en 5 sets frente a Federer en la semifinal de Roland Garros, terminaron de convencerlo de que podía codearse con el selecto grupo que hasta hace poco tiempo veía inalcanzable, y hoy, 14/09/09, salió decidido a rendir el examen final en el lugar y el momento mas dificil .
Así fue que salió a jugar esta final. Con la convicción de que mas allá de tener en frente al mejor de todos los tiempos, éste, podía ser su día. Y eso que el suizo salió a tirarle la chapa y la historia encima desde el comienzo, con la idea de ni siquiera dejarlo intentar imponer su juego y tomar la iniciativa. Pero ese avasallmiento duró casi 2 sets, mas precisamente hasta ese passing shot de derecha a la carrera cuando el suizo sacaba 5-4 para ponerse 2 sets a 0 y que al final significó igualar en 5 el tanteador. Esa fue la bisagra del partido, el momento en que Del Potro se sacó el miedo escénico que le imponía las interminables tribunas del Arthur Ashe y la instancia y el rival que tenía en frente, y empezó a tratar de hacer su juego. Y finalmente pudo conseguirlo, ya que pasó de depender pura y exclusivamente de lo que hacía, bien o mal, Federer, a jugarle de igual a igual y a repartir la supremacía en el juego y en el tanteador.
Un tie break a favor en ese set hacía renovar las esperanzas, pero el 6-4 en contra en el tercero, después de haber tenido quiebre a favor, hacía volver los nubarrones y a presagiar lo peor. Pero si algo tiene el tandilense, entre tantas virtudes, es la fuerte mentalidad y el espiritu de lucha que lo llevan pelearla hasta el final. Y ese espiritu tuvo su recompensa porque después de otro tie break a favor y un categórico 6-2 en el quinto, la historia se resolvió de su lado.
El tiempo dirá si Del Potro está para convertirse en Nº 1 del mundo. La verdad, ahora poco importa. Lo que si es cierto es que por el momento consiguió su mayor sueño, ganar el torneo que mas anhelaba ganar, y convertirse apenas en el 4to jugador argentino que consigue ganar un Grand Slam y el tercero después de Vilas y Sabatini en coronarse en el Us Open.
